El aparente apoyo a la Danza como medio de expresión y difusión cultural nos hace dudar del valor que le dan las instituciones a este arte. Si bien es cierto que los presupuestos a veces no son suficientes para cubrir las necesidades de todas las agrupaciones artísticas de cada universidad, no debemos pasar por alto el hecho de que la burocracia muchas veces merma la posibilidad de expansión y crecimiento de los grupos culturales.
Hecho curioso es, que cuando hay eventos institucionales –ya sean académicos, de investigación, e incluso políticos- siempre hay una invitación para estos mismos grupos desasistidos y nunca falta un buen refrigerio. ¿Entonces? ¿Cómo funciona el apoyo institucional? ¿En base a qué se otorga o niega un presupuesto? ¿Le importa realmente la danza a la universidad? Todas estas interrogantes siguen sin respuesta año tras año a pesar de las promesas de cambio, de las modificaciones curriculares y de las leyes que respaldan el rescate de la cultura venezolana.
Elisa Arguello Rivas
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